Uno de los aspectos más destacados de Laura y la tortuga, que ganó el III Premio álbum ilustrado de Editorial Sargantana y cuenta con las preciosas ilustraciones de Carmen Ledesma Vivar, es su doble ejercicio de concienciación para los niños. «Este libro no solo quiere hacer ver a los pequeños de la casa el gran problema que supone para todos la gran cantidad de plásticos y basura que hay en el mar, o la gravedad del cambio climático, con los huracanes que cada vez más habitualmente llegan a nuestras costas, sino que también nos muestra la actitud de los pequeños de la casa, que, cada vez con edad más temprana, se pasan demasiadas horas enganchados a una pantalla, ya sea de tele, de móvil, de la Play o el ordenador».
En este sentido, la autora apunta que se trata de saber administrar el tiempo que dedicamos y saber bien cuánto se dedica a cada actividad. «Aun así, si se usa con cabeza, como hacen Laura y su madre en esta historia, también pueden ser de gran ayuda. Dejando siempre algo de tiempo para salir, pues las aventuras suelen transcurrir fuera de casa, no vienen a buscarte».
Además, otro elemento muy destacable de este cuento es que la autora, a lo largo de toda la historia, va introduciendo información y curiosidades sobre la vida de las tortugas marinas, lo que, tal y como explica, no solo ampliará el conocimiento del lector sino que también hará la lectura más interesante y activará la curiosidad de modo que este siga buscando tras su lectura más información sobre las tortugas marinas y su entorno».
Este cuento, además, está planteado para todo tipo de públicos, puesto que, tal y como hemos señalado, aborda aspectos tan necesarios como concienciar sobre reciclaje y cambio climático, entre otros. «Laura y su madre pueden ser un ejemplo para que los pequeños vean como algo natural el tema de reciclar y evitar tirar residuos cuando vayan a la playa, y en cuanto a sus padres, estos, siempre les podrán recordar la historia de Laura y la tortuga Carolina para que así lo hagan pensando en ésta y les haga sentir bien mientras lo hacen, indica la autora. Se sentirán como pequeños héroes si les recordamos que gracias a esos pequeños actos contribuyen a salvar a cientos de “Carolinas”».
PERSONAJES PRINCIPALES
Laura – Es una niña de 10 años, que como a la mayoría de niños les gusta mucho todo el tema de redes sociales, juegos de ordenador o Play, dibujos animados, etc. aún así cuando consigues que salga de casa se lo acaba pasando en grande. Le encantan los animales y la naturaleza, siempre han tenido mascotas en casa y ha ido a la montaña o playa con sus padres en cuento ha tenido ocasión. Ya de bien pequeñita, a la que se descuidaba, su madre la pillaba juzgando con pequeños insectos, sobretodo con los “bichos boleta” como le gusta llamarlos a ella, pues con tan solo tocarlos con su pequeño y regordete dedo, estos se hacían una bolita. A la que creció un poco más, aprovechaba las salidas de fin de semana a la naturaleza para llevarse su cámara de fotos, pues le encanta fotografiar a las flores, plantas, árboles y animales e insectos que se encuentra en esos largos paseos.
A parte de las mascotas de casa, un pequeño perro, un gato, un conejo, un hámster y una pecera con gambas y peces. Laura suele traer a casa animales que se encuentra heridos, para una vez curados devolverlos a la naturaleza o llevarlos a una protectora para que puedan ayudarlos según la gravedad de la situación. Laura, a veces ha llegado a creer que los animales se comunican entre ellos y se avisan de que si necesitan ayuda pueden acudir a casa de ésta, ya que en los pocos años que llevan viviendo en la casa de Coma-ruga (Tarragona) por su jardín han aparecido ya dos bebés gatito, liebres, ardillas, reptiles, musarañas, tórtolas y pájaros varios, erizos, etc.
Por lo que a veces su casa acaba pareciendo un pequeño zoo. Por suerte ahora que vive en una casa con jardín, tiene espacio para poder hacerlo, y aunque sus padres a veces protestan, como a ellos también les gustan mucho los animales, acaban ayudando a Laura.
Carolina – Es una tortuga marina hembra, que aunque es lo suficientemente adulta para tener crías , cuando habla de sus aventuras en el mar y sobretodo de su gran pasión, las medusas, se emociona tanto como si de una niña de 10 años se tratase, de ahí que Laura y ella congenien tan bien y acaben siendo amigas. Aunque claro está, al ser un animal marino, ésta no puede estar mucho tiempo hablando con Laura, por lo que su amistad es breve y se centra en verse los veranos cuando el agua del mar ya no está tan fría y permite a Laura bucear a su encuentro.
La madre de Laura – Es una mujer de unos 40 años que, aunque tenga bastante carácter, en el fondo es un trozo de pan que acaba sucumbiendo a los encantos de su hija Laura y acaba accediendo al igual que su padre a convertir en un pequeño zoo o centro veterinario su casa. La madre de Laura cuando la ve aparecer por la puerta con algún animalillo herido, o la escucha protestar por las noticias de la tele sobre algún vertido tóxico, de maltrato animal o temas del cambio climático la suele llamar “mi pequeña Greta Thunberg”. La madre de Laura trabaja en casa como ilustradora, y al igual que a Laura con su cámara de fotos, a ella le encanta dibujar animalitos y flores.
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