Existen varios tipos de comedores caprichosos y podríamos sospechar de que tenemos a uno en casa si:
- Se niega a probar nuevos alimentos, especialmente frutas y vegetales.
- Solo acepta ciertos alimentos y puede que elija 1 o 2 preparaciones que le gusten y se niegue a probar nada más (lo que suele pasar con tantos niños que solo comen pasta y nuggets de pollo).
- No muestra ningún interés en comer y puede pasar todo el tiempo de comida distraído.
- Rechaza ciertos alimentos basándose en sus colores o texturas (por ejemplo si no quiere probar algo verde o gelatinoso).
Casi todos los niños atraviesan etapas de “comedores caprichosos” a lo largo de su crecimiento pero con un poco de paciencia y algunos consejos podremos superar esta faceta con éxito:
- Dé el ejemplo, probando los nuevos alimentos a ofrecer y describiendo su sabor.
- Ofrezca pequeñas comidas varias veces al día, dejando 2-3 horas entre ellas para que el niño recupere el apetito.
- Realice una introducción sistemática de alimentos: sirva un nuevo alimento por día en lugar de colocar más de un alimento desconocido en el plato lo que podría causar agobio; incluya algunos de sus alimentos favoritos como acompañantes del nuevo alimento y ofrezca el nuevo alimento al inicio de la comida cuando el niño tiene mayor apetito.
- Evite distracciones a la hora de comer: mantenga apagada la televisión, la radio o cualquier elemento que pueda alejarlo de la experiencia de comer, y en su lugar anímelo a agarrar los alimentos y probarlos.
- Involucre al niño en la compra de alimentos y en la preparación de sus platos, permítale seleccionar algunas frutas y vegetales y una vez en casa puede ayudar a pelarlos, medir algún ingrediente, remover, etc.
- Siéntese a comer con sus niños y provéalos de una ambiente libre de estrés, evitando confrontaciones entre los miembros de la familia, manteniendo buena disposición, una actitud neutral y aprovechando la oportunidad para inculcar buenos hábitos.
- Sirva las mismas preparaciones para toda la familia en lugar de platos diferentes para los niños y para los adultos.
- Ofrezca opciones: en lugar de preguntar “¿quieres brócoli?” a lo que podrá responder que no, pregunte mejor “¿prefieres brócoli o coliflor?”.
- Ofrezca comida saludable en cada comida y permítale al niño decidir la cantidad que desea comer: usted decidirá el “qué” pero ellos decidirán el “cuánto”.
- Asegúrese de ofrecer porciones apropiadas para cada edad: una manera sencilla de hacerlo es servir ¼ de las porciones de un adulto (para preescolares) o servir 1 cucharada de cada grupo de alimentos por cada año cumplido (2 cucharadas de carnes o proteínas + 2 cucharadas de carbohidratos como el arroz + 2 cucharadas de vegetales como el tomate para un niño de 2 años), aunque se pueden ofrecer raciones mayores según el apetito del niño.
- Comprenda que existen paladares más sensibles que otros y puede que algunos niños rechacen alimentos simplemente porque les desagrada su textura o color. También pueden rechazar alimentos que asocien a experiencias negativas (si alguna vez tras tomarlos vomitaron o les causaron cólicos).
- Permítale al niño alimentarse por sí mismo y experimentar con los alimentos cuando estén en casa, es probable que parte de la comida termine en el suelo y que la tras la comida tengamos que darles un buen baño, pero la experiencia habrá valido la pena.
- Nunca obligue ni fuerce al niño a comer: si ofrecemos un bocado (sin esconder, disfrazar, engañar…) y lo rechaza, podremos volver a intentarlo pasados unos días ya que las preferencias van cambiando.
- Limite la duración de las comidas: los niños suelen empezar a comer en los primeros 15 minutos desde que se sirve el plato. Si transcurridos 30 minutos el niño no ha querido comer, se retirará el plato y transcurridas 2-3 horas aproximadas podrá ofrecerse una merienda.
- Resista la urgencia de servir alimentos ricos en azúcar o una dieta monótona solo para lograr que su niño coma. Recuerde que debemos educar su paladar desde el inicio para que mantenga una dieta saludable a lo largo de su crecimiento y como todo aprendizaje, requiere de tiempo y paciencia.
- En caso de dudas sobre el estado nutricional de su peque, no olvide consultarlo con su pediatra y su nutricionista.
Por MELISA GÓMEZ
Dietista-nutricionista, especialista en nutrición clínica en pediatría, asesora de lactancia y madre de Olivia y Julieta.